AVARICIA
La avaricia es el deseo incontrolable y desordenado por acumular bienes, riquezas u objetos de valor, más allá de las necesidades mínimas de la supervivencia, con la única intención de atesorarlos para uno mismo. Se considera, por lo tanto, una forma de egoísmo, más o menos equivalente a la codicia.
Es posible comprender la avaricia desde una perspectiva secular y psicológica, o también desde una mirada religiosa y cultural, pero en ambos casos el término posee una connotación negativa vinculada al deseo insaciable por tener, algo que estaba ya presente en su origen, dado que proviene del latín avere, “desear” o “ansiar”.
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De hecho, para la psicología, la avaricia es la incapacidad para controlar o poner coto a la formulación de deseos, a pesar de que las necesidades de base que los motivan se encuentren ya satisfechas. Este tipo de conductas conducen al acaparamiento y a la acumulación, presentes en trastornos psicológicos como la disposofobia (síndrome de acumulación compulsiva) o el trastorno obsesivo-compulsivo (síndrome de Diógenes).
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En cambio, desde una perspectiva moral, la avaricia se entiende como un egoísmo desmedido y un como una falta capaz de engendrar otros males, como la deslealtad, la traición por beneficio personal, la corrupción e incluso acciones legalmente condenadas como el robo, la estafa y el asalto.