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AMARGURA

La amargura es veneno para el cuerpo. El resentimiento, la amargura, el odio y la falta de perdón pueden producir úlceras, hipertensión arterial y docenas de otras enfermedades. Algunos médicos han estimado que casi el 90% de las enfermedades tienen su origen en los enojos, miedos, resentimientos y amarguras.

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Mantener la amargura en tu corazón puede causarte pérdida de sueño y un cansancio permanente. Te quitará el disfrutar de tu comida. Matará tu felicidad. Con el tiempo se verá en tus ojos y en tu rostro. Un médico dijo:

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Desde el momento que empiezo a odiar a un individuo me hago su esclavo. Ya no puedo disfrutar de mi trabajo porque él controla mis pensamientos. Mis resentimientos producen demasiada tensión en mi cuerpo, me canso después de tan sólo pocas horas de trabajo. El trabajo que antes disfrutaba es ahora algo penoso. Aún las vacaciones han dejado de entusiasmarme… No puedo escapar de su tiránico poder sobre mi mente.

La amargura afecta la mente:

Está comprobado que la amargura puede causar, y causa depresión. La gente que tiene tendencia a estar deprimida la mayor parte del tiempo, es a menudo gente que tiene resentimientos en contra de un ser amado o de algún pariente que los lastimó a una edad temprana. Si tú eres una de estas personas, nunca podrás conocer una victoria perdurable sobre la depresión hasta que te deshagas de esa amargura.

La amargura afecta la personalidad:

Mientras más nos resentimos de alguien, más pensamos en él. Y mientras más pensamos en una persona, más nos a semejamos a ella. Es un hecho que cuando enfocas tus emociones en una persona, tiendes a parecerte a ella.

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Una adolescente tenía un profundo rencor contra una parienta. Cuando una consejera juvenil le sugirió que debía perdonarla, la jovencita dijo: “jamás perdonaré a esa persona mientras viva”.

La consejera le respondió sin darle demasiada importancia: “Lamento oir eso”.

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“¿Por qué?”,preguntó la chica.

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“Porque en veinte años, tú serás igual a tu parienta”, replicó la consejera.

Este pensamiento horrorizó de tal manera a la joven, que dijo rápidamente, “¡Dios me libre! En ese caso la perdonaré”.

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