AGRESIVIDAD
La agresividad es un estado emocional que consiste en sentimientos de odio y deseos de dañar a otra persona, animal u objeto, pretender herir física y o psicológicamente a alguien.
Todos nos enojamos de vez en cuando. La ira puede manifestarse ante cualquier provocación, donde es posible atacar verbal o físicamente a quienes nos molestan. ¿Sabías que esta emoción, además de impactar en los que nos rodean, también repercute de forma negativa en nuestro organismo? Aquí te explicamos cómo nos puede afectar a todos.
El enojo surge de una función básica e instintiva de los seres humanos, que está encaminada a responder agresivamente ante posibles amenazas, y puede variar desde una leve irritación hasta la violencia descontrolada. Al no manejar correctamente emociones como la ira, no sólo se afectan las relaciones sociales y personales, sino que también se generan consecuencias nocivas para la salud.
Lo que causa el enojo en el organismo:
La ira o la agresividad en una persona repercute directamente en el funcionamiento de su corazón, por eso también se considera que el estrés está fuertemente ligado a enfermedades cardiovasculares.
Estos son algunos de los efectos del enojo en nuestro organismo:
-
Aumenta la presión sanguínea, lo que con el tiempo puede provocar un deterioro en las arterias
-
Se eleva el pulso cardiaco y se genera taquicardia
-
Aumenta la producción de sustancias químicas como la adrenalina, lo que altera el equilibrio natural del cuerpo
-
Se desequilibra el sistema inmunológico
-
Se provocan contracturas, dolores musculares y jaquecas
-
Se acelera la respiración, provocando que el corazón bombee con más intensidad
-
Aumenta el riesgo de padecer algunas enfermedades como gastritis, colitis y dermatitis
Consejos para controlar la ira y cuidar la salud física y mental:
El enojo es una reacción normal y defensiva del ser humano, que muchas veces no permite ver con claridad la realidad del problema, impidiendo que se pueda solucionar con facilidad. Sin embargo, hay ciertas técnicas que pueden ayudar a controlar de mejor forma las emociones y a enfrentar los momentos difíciles con más calma.
-
Tómate un tiempo para responder
Siempre piensa antes de hablar y no actúes en forma instintiva. Si es necesario, retírate del lugar del problema, tómate un tiempo, respira profundo, recupera la tranquilidad y vuelve a enfrentar la situación.
-
Recurre a técnicas de relajación
Respirar consciente y profundamente permite que relajes los músculos y te sientas más calmado. También es útil repetir frases positivas que ayuden a cambiar la actitud frente al problema.
-
Haz ejercicio
Los momentos de mucho enojo pueden ser beneficiosos si recurrimos al deporte. Algunas personas cuando están enojadas salen a practicar ejercicios para sentirse mejor. La liberación de endorfinas y la distracción de la actividad permite visualizar todo con mayor claridad y desde otra perspectiva.
-
Usa el humor para aliviar la tensión
Recurrir al sentido del humor no es sinónimo de mirar con superficialidad los problemas, sino que es un método eficaz para aceptar con naturalidad lo que ocurre.
-
Aprende a identificar lo que te enoja
Parte del autoconocimiento es tener claridad sobre las situaciones que provocan enojo o mucha ira. Si tienes claridad sobre esto, sabrás cómo reaccionar de mejor forma al enfrentar una situación similar a futuro.
-
Habla con un amigo comprensivo
Compartir y expresar las propias frustraciones puede ayudar a desactivar la ira. Sin embargo, es importante tener claro que nadie puede cambiar las emociones de otro. Ese es un trabajo íntimo y personal.
-
Aprende a perdonar
Reconocer y aceptar que no todos piensan y actúan igual es una forma efectiva de evitar ataques de enojo. La empatía y la voluntad de entender por qué una persona actuó de un modo u otro permite eliminar el enojo y ceder el perdón.